La Batalla del Jarama. Parte IV. El final de la batalla

Tiempo de lectura aproximado: 22 minutos
Miembros del Batallón Lincoln

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3ª fase final: La batalla de desgaste (del 13 al 27 de febrero)

13 de febrero
Los nacionales inician su avance, Barrón por la izquierda despliega la caballería que alcanza las alturas al sur de Valdeperdices, sin llegar a tomarlo en ningún momento. En el centro Buruaga progresa por su flanco izquierdo, no así por el derecho que se atasca. La lucha entre los olivares es infernal. Tiradores republicanos ocultos entre las ramas de los árboles disparan a placer sobre la infantería nacional, siendo muy difícil localizarles. Tanques T26B aparecen disparando su cañón de 45mm y ametralladora, retrocediendo inmediatamente para no ser localizados y destruidos por la artillería antitanque.
Las tropas de Asensio intentan enlazar por su izquierda con las de Buruaga sin conseguirlo, y en su sector derecho la Cota 700 en el altiplano que se extiende frente al Pingarrón es el objetivo preciado al que se dirigen los esfuerzos sin lograr éxito alguno. Los republicanos están bien cerrados y defienden el terreno con uñas y dientes.

14 de febrero, «el día triste del Jarama»
Llamado así por el mismísimo López Muñiz, Jefe del Estado Mayor de Varela, consistió en que las tropas nacionales tuvieron que soportar sucesivos y violentos contraataques en toda la línea del frente, principalmente por el centro. La lucha entre los olivares alcanza momentos épicos, con los tanques de Paulov apoyando a las fuerzas republicanas, que cierra más de una brecha abierta entre sus filas y además logra causar el terror en no pocos momentos entre las filas legionarias e indígenas de regulares.

 

 

 

 

Batalla del Jarama.3 ª Fase, el desgaste
Batalla del Jarama.3 ª Fase, el desgaste

 

 

 

 

 

Los republicanos intentan dejar aisladas a las tropas nacionales en la margen izquierda del Jarama. Por el centro las líneas nacionales son rotas. Solo la actuación personal del Coronel Sáenz de Buruaga, fusil en mano, logrando reunir un puñado de soldados, entre personal de ingenieros, asistentes, enlaces y escribientes se lanzan a un contraataque desesperado que hace retirarse a los rojos a posiciones más retrasadas.

Solo la artillería y actuaciones personales como la descrita lograron evitar el desastre aquella jornada del día 14 de febrero para el bando nacional. Al carecer de reservas solo se podía recurrir a lo comentado, no obstante haber adivinado por parte de Varela la proximidad de la reacción enemiga. En realidad, Orgaz solo pudo enviar a la V Bandera de la Legión como apoyo al sector centro de Buruaga donde se habían roto las líneas y a duras penas se logró cerrar la brecha.

Aquella noche, Varela envía a su Jefe de Estado Mayor Comandante López Muñiz a informar al General Orgaz, al no querer abandonar su puesto de mando. Pide a Orgaz que no se hagan nuevos intentos de avance, ya que sería temerario por el desgaste de las tropas que apenas si pueden mantenerse a la defensiva.

Sin embargo Orgaz había recibido instrucciones del alto mando donde se le indicaba la imposibilidad absoluta de contar con nuevas tropas, a la vez que se reiteraba la orden de continuar la maniobra, pues así lo exige la situación de conjunto de la guerra. Y así acabó ese día fatídico.

15 de febrero
A partir de este día bien puede decirse que el mando nacional abandona la idea ofensiva y se intenta sobrepasar la zona de olivares, creyendo que una vez sobrepasada la cosa sería mucho más fácil.
Por el centro, Buruaga lanza su reserva recién adjudicada de la V Bandera de la Legión contra la llamada «Casa de la Radio«.

 

 

 

 

 

Estado en que quedó la Casa de la Radio después de la Batalla del Jarama
Estado en que quedó la Casa de la Radio después de la Batalla del Jarama

 

 

 

 

 

Se logra la conquista de la «Casa de la Radio» con grandes pérdidas para Buruaga, en el centro del dispositivo. Por la derecha Asensio se lanza a la meseta, sobre la Cota 700 que es defendida con ardor por los republicanos, pero la línea está a punto de caer.

De hecho se produce una desbandada republicana que comienza a retroceder hasta prácticamente el cruce de carreteras de Chinchón, con la de Morata-San Martín, donde los mandos, pistola en mano, logran reagrupar a las fuerzas y hacerlas que suban de nuevo a la meseta de la Cota 700.

Solo se sostiene el frente gracias a que no hay más reservas para añadir al impulso ofensivo de los nacionales. Los republicanos se han defendido con tesón y honor, y la batalla no da más de sí, por el momento. A punto de alcanzar el Valle del Tajuña los intervinientes están agotados físicamente.

Se reorganiza el mando republicano, imponiéndose la necesidad de un mando único, de tal forma que el gobierno de Valencia releva al General Pozas y da el mando a Miaja, que a su vez cesa al Coronel Mena, siendo sustituido por Burillo.
Se constituyen 4 divisiones:

División A (General Walter)
Zona actuación: desde Arganda al Vértice Pajares
Brigadas XIV Internacional; 5 de carabineros; XII Internacional (Lukacs); PUA

División B (General Gal)
Zona actuación: desde Vértice Pajares hasta Morata de Tajuña
Brigadas XV Internacional (Kopic), XI Internacional (Khale); 17 de Madroñero;
Líster varió la composición incluyendo a la 24ª Brigada Mixta y excluyendo a la XV

División C (Líster)
Zona actuación: de Morata a Titulcia
Brigadas 1ª Brigada Mixta; la reorganizada 18ª Brigada Mixta; 23ª Brigada Mixta

División D (Coronel Juan Arce)
Zona actuación: desde Titulcia a la confluencia del Jarama con el Tajo
Brigadas 45ª Brigada Mixta; batallones anarquistas «Casa del Pueblo«, «Vanguardia Roja«, «Temple» y «Rebeldía«; 2 batallones de carabineros; un grupo de guardias de asalto.

Se contaba también, además de estas 4 divisiones, con la Agrupación Modesto, que enlazaba las fuerzas de Madrid con las situadas en la desembocadura del Manzanares y el Jarama.
Zona de actuación: desde Perales del Río hasta el paraje de la Torrecilla, cerca del espolón de Vaciamadrid

Brigadas que la componen: serán la 36ª y 41ª Brigada Mixta, la 19ª, el batallón de carabineros de la 48, la Brigada E de «El Campesino», el batallón del «Frente de la Juventud» y una compañía de carros de combate.

Esta Agrupación tan fuerte tenía que mantener a toda costa el Vértice Piul, que está justo detrás del puente viejo de Arganda, y el Vértice Cumbre, por detrás de la línea republicana del eje Vaciamadrid-Perales del Río.
16 de febrero

 

 

 

 

 

 

"Casa de la Radio" antes de la Batalla del Jarama
«Casa de la Radio» antes de la Batalla del Jarama

 

 

 

 

 

Los nacionales pasan a la defensiva en todo el frente para garantizar las posiciones alcanzadas.
Es llamado de urgencia García Morato, el as de la aviación franquista, sacándole del frente de Andalucía. Hasta el momento la aviación republicana es la que había dominado el cielo. Los aparatos italianos de caza que acompañaban a los bombardeos se daban la vuelta en cuanto llegaban al espacio aéreo rojo.
La llegada de Morato cambió el escenario, y la única idea que se le ocurrió fue que cuando se volviese a producir esa situación, su grupo se lanzaría al encuentro de los cazas republicanos tratando así de que cundiese el ejemplo entre los aviadores de Mussolini. Dicho y hecho; efectivamente los pilotos italianos volvieron de nuevo al escenario y combatieron junto a los españoles contra los rápidos I-16 «chatos» y los I-15 «moscas» logrando abatir diversos aparatos enemigos. Desde ese día la supremacía ya no sería de la República en los cielos del Jarama, manteniendo una situación muy equilibrada hasta el final de la batalla.
Se incorporan a la XV Brigada Internacional ya en la noche, los 400 soldados del Batallón Lincoln al mando de Robert Merriman. Recibieron como práctica de combate un cargador de 5 balas, que sirvió para probar sus fusiles, y eso fue todo lo que recibieron para entrar en combate a continuación.
Los nacionales han tenido en la jornada cerca de 500 bajas, una barbaridad si se quiere seguir los combates en los días siguientes.

17 de febrero

 

 

 

 

Batallón Lincoln
Batallón Lincoln

 

 

 

 

 

La aparición de los americanos en el frente es surrealista. De hecho como decíamos, se incorporan por la noche y les llevan a las afueras de Morata donde les hacen ocupar una posición elevada y cavar trincheras. No llevan palas ni picos, y han de hacerlo a mano, con las bayonetas y los cascos. Al amanecer se dan cuenta que están en lo alto de una cresta y son descubiertos, al recortase su posición en el horizonte, por la observación enemiga que los bombardea.

Este lugar aún es visible desde el Google Earth, y es visitable. Se encuentra en un pequeño cerro en el cruce de carreteras de Morata-San Martín, con la que se desvía a coger la carretera de Valencia, por la cementera Portland. Es de forma triangular y aunque solo hay eso y es poco profundo, un estremecimiento recorre el cuerpo por la emoción cuando estuve allí. Está muy cerca de la vía verde de Arganda-Morata, junto al cruce mencionado.

Después, uno de los camiones que les acerca a la línea de fuego sufre un despiste y se va por un camino diferente, se acaban metiendo en la zona de Barrón, cerca del Vértice Pajares, siendo cazados con fuego de ametralladora, salvándose solo 5 que huyen aprovechando las sombras aún de la noche.
Se les asigna el sector del Pingarrón, uno de los lugares más comprometidos de toda la batalla como veremos a continuación.

Los nacionales reciben al fin refuerzos y los combates se intensifican en el centro y en el Pingarrón. Barrón es rechazado y Buruaga herido tiene que sustituirle García Escámez. En el sector del espolón de Rivas, Modesto acomete la Marañosa para que los nacionales detraigan tropas del sector central del Jarama, y Rada le aguanta. Asensio es también atacado en su sector. Los combates son cruentos.

18 de febrero
A las 2:40h de la madrugada de este día, el General Orgaz, jefe del mando nacional en el Jarama y jefe de Varela, envía un comunicado a Emilio Mola dando cuenta del elevado número de bajas y que la situación es realmente grave. Pide que se descongestione e frente y se inicien las operaciones en Guadalajara, por la parte de Sigüenza.
En el Jarama, a las 7:30h Modesto ataca entre la niebla el espolón de la Marañosa y su Vértice Coberteras sin ningún tipo de preparación artillera para intentar la sorpresa pero fracasa; vuelve a intentarlo a las 12h pero los asaltos son detenidos. Las bajas en ambos bandos son enormes. Todos los sectores nacionales tienen que soportar la contraofensiva roja, viéndose en enormes dificultades para aguantar el frente.
A las 17h comienzan los ataques de Líster sobre Pingarrón, cumpliendo así la instrucción de Miaja de atacar el vértice tan pronto lo permita el estado físico y moral.

 

 

 

 

 

Trinchera republicana
Trinchera republicana

 

 

 

 

 

El General Kindelán, jefe de la aviación nacional, pide para Morato, jefe de la «Patrulla Azul» la Cruz Laureada de San Fernando por su participación en los combates aéreos.
Los flancos nacionales, Pingarrón y Marañosa son atacados intentado vencer sus resistencias, pero el frente se sostiene con fuertes pérdidas para ambos.
A las 23,00h de la noche, Líster vuelve a atacar el Pingarrón logrando desalojar las posiciones avanzadas nacionales, dando la sensación de haber conquistado el Vértice, cosa que no era así en realidad.

19 de febrero
En este día Asensio le pide al Comandante Zamalloa que ha de recuperarse la avanzadilla del Pingarrón. El comandante le pide una compañía del II Tabor de Ceuta. Al final de la tarde solo quedan ilesos 20 soldados de los 120 hombres del Tabor pero la posición después de tres intentos se reconquista. Hasta 16 heridas de bala tiene Zamalloa, que por su acción le es concedida la Laureada de San Fernando y la Medalla Militar Individual en 1940.

20 de febrero
En esta jornada va a ser el espolón de Vaciamadrid quien sufre un durísimo asalto de la infantería republicana de la Agrupación Modesto, que previamente ha bombardeado durante tres horas, desde las 7:00h.
El espolón está defendido por la VII Bandera de la Legión de la I Brigada de Rada. La 23ª compañía ha aguantado con solo un oficial, dos sargentos y doce legionarios. La 25ª compañía ha tenido 120 bajas entre muertos y heridos, con lo que prácticamente se queda en cuadro. Han tenido que acudir a la defensa los mismos cocineros, sustituyendo paletas y cacerolas por el Maúser español, así como los zapadores, que habitualmente se dejaban caer por el sector para fortificar por las noches.

Todos ellos son condecorados con la Medalla Militar Colectiva, a la actuación de la VII Bandera.
La presión sobre Pingarrón es muy pequeña y cada vez se va notando más el agotamiento físico de ambos contendientes. Se contabilizan 202 bajas entre los nacionales.

21 de febrero
Atacada toda la línea nacional en el frente del Jarama.
A las 2.00h los republicanos atacan violentamente con artillería el espolón de Vaciamadrid, de igual manera se bombardea las columnas de Asensio, Barrón y García Escámez.

Líster ataca con sus hombres el Pingarrón, logran penetrar entre las líneas nacionales y llegar al puente de San Martín de la Vega amenazando así la cabeza de puente nacional que se ve seriamente amenazada.

El Pingarrón aguante 4.000 disparos de la artillería de Líster del 10,5cm y del 7,5cm.
La defensa es también enérgica y dura, logrando aguantar y sostener el frente. Han tenido a los republicanos a 60 metros de sus trincheras pero finalmente los han rechazado haciéndoles dejar 200 muertos tendidos sobre el terreno, la mayoría producidos por el fuego artillero propio al intentar regresar a sus líneas de partida.

En la orilla izquierda del Jarama 32 tanques rusos T26B buscan dar el golpe definitivo, y esperan la incorporación de la infantería republicana, que no se produce. La artillería de Varela que había desplazado previamente abre fuego dejando a seis de ellos ardiendo en el campo de batalla. Los demás se retiran prudencialmente.
Los nacionales han tenido en el día 150 bajas.

22 de febrero
Esta es una jornada de calma tensa. El día anterior han estado llegando camiones con refuerzos nacionales a Leganés y Getafe, que serán importantes para el desarrollo final de la batalla.
Se intenta a las 16:00h un nuevo asalto de Líster sobre el Pingarrón que es abortado nada más iniciarse por el eficaz fuego de la artillería nacional sobre las concentraciones de tropas republicanas en su zona de inicio.
López Muñiz escribe textualmente al respecto:
«Ese mismo día 22 el General Varela, que sostiene constante y permanente enlace con los jefes de la columnas, realiza, en compañía del Coronel Asensio, un detallado reconocimiento del flanco derecho, considerado como el punto débil de nuestro despliegue. La escasez de fuerzas no ha permitido guarnecer sólidamente el sector que desde el Pingarrón va a caer sobre el Jarama, frente a San Martín de la Vega. Sobre el propio terreno se eligen las posiciones y se refuerza la línea con una de las unidades de reserva enviadas por el General Orgaz. Esta decisión tiene incalculables consecuencias en los acontecimiento posteriores».

23 de febrero
Se puede decir que es el día más comprometido para el Pingarrón. Miaja lanza todo lo que tiene para su conquista. Desde las 8:30h de la madrugada comienzan a bombardear a las tropas de Asensio hasta las 9:00h. Se calcula en cerca de 4.000 obuses los que son lanzados contra el Pingarrón a lo largo de esta jornada.

 

 

 

 

 

Ataque republicano con tanques T26
Ataque republicano con tanques T26

 

 

 

 

 

Poco después del amanecer Asensio llama a Varela anunciándole que el enemigo atacaba con intensidad el Vértice. Varela sale para el puesto de mando de Asensio, siempre con la idea de acudir a los lugares de máximo riesgo.

A las 9:00h la infantería republicana se lanza con decisión a conquistar el Pingarrón, donde los soldados nacionales del II Tabor de Ceuta resisten como pueden aquella oleada de fuego. Zamalloa recibe hasta 9 heridas en esta jornada negándose a ser evacuado pero reducidos a un puñado de hombres, ceden terreno, que es inmediatamente recuperado por el contraataque del I Tabor de Regulares de Tetuán, que acudía desde la reserva y un batallón gallego.

Los combates duran todo el día 23; ataques republicanos y contraataques nacionales, uno tras otro; las reservas acuden a taponar como pueden; defensores al límite y oleada tras oleada de atacantes.
Se comenta en el lado republicano que la posición es ganada por tres veces y otras tantas perdidas; desde el lado nacional se habla de haber perdido las posiciones avanzadas del Pingarrón, no el vértice.
Zamalloa es retirado sin conocimiento. Se le llegan a contabilizar 16 heridas de guerra, 9 de ellas recibidas en solo esta jornada. Ha cumplido lo prometido a Asensio, que mientras él estuviese en pie la posición no caería. Le sustituye el Comandante León.

Se conserva aún hoy una placa en el lugar que conmemora este día y la hazaña de Zamalloa. La gente que se deja caer por allí no es bien recibida (Pingarrón es una finca privada hoy en día). De hecho dos enormes perros vigilan para que nadie intense siquiera acercarse. Un amigo mío y yo mismo osamos meternos, llegamos al vértice geodésico, sin encontrar ninguna huella apreciable de la guerra. Trincheras muy desdibujadas y ya en lo alto del cerro un guardés con malas pulgas nos invitó a marcharnos, con los enormes perros gruñéndonos en los tobillos. No aconsejamos dejarse caer por allí. La placa no la vimos y si hay algo más en la zona no fuimos capaces de encontrarlo, porque tampoco nos dieron opción.

Con las operaciones del Pingarrón terminan las operaciones del Jarama. El mando republicano se convence de la imposibilidad de hacer retroceder a los nacionales al otro lado del río nuevamente y mucho menos de prolongar la ofensiva. Han perdido cerca de 1000 hombres atacando esta posición.

27 de febrero
Los días 24, 25 y 26 no ocurre nada significativo salvo que el día 24 muere un joven odontólogo de apellido Unamuno. El hijo de Miguel Unamuno que servía en las filas republicanas muere en el Jarama.

Apenas hay fuego de fusilería, intercambios artilleros y poca cosa más, hasta el día 27 en que hay cuatro intentos con poco convencimiento de alcanzar la cumbre del Pingarrón.

El General Gal se empeña en atacar la posición a pesar del desgaste físico y psíquico de sus fuerzas. Para ello empeña el Batallón Lincoln que prácticamente a través de un campo de barbecho desprotegido, sin un sitio para guarecerse, son obligados a salir de las trincheras y atacar a pecho descubierto las posiciones de Asensio, lo que les ocasiona 127 bajas en cuestión de dos minutos por el fuego cruzado de ametralladoras y el de la artillería.

Esto provocó una situación más que complicada en las filas republicanas ya que los Lincoln llegaron a amotinarse, de forma que se negaron a seguir combatiendo, dado que consideraron que se les había utilizado como carne de cañón. Y razón no les faltaba.

 

CONCLUSIONES

 

 

 

• Las bajas sufridas por los nacionales están en torno a las 7.000 según el historiador Jesús González de Miguel, pero más graves aún si se tiene en cuenta que los soldados de Orgaz y Varela que combaten son la mitad de las fuerzas enfrentadas por Pozas y después por Miaja, que sumaron 35 batallones frente a los cerca de 80 republicanos. Además de eso, los nacionales perdieron buena parte de los jefes, oficiales y suboficiales con amplia experiencia en combate, difíciles de sustituir.

• Los republicanos tuvieron cerca de 10.000 bajas, con especial énfasis en las filas de las Brigadas Internacionales, lo que de alguna manera prueba la consideración que tuvo el mando rojo sobre este tipo de tropas, que se utilizaron como fuerzas de choque, y considerado por muchos como auténtica «carne de cañón».

• Se ha considerado que fue en esta batalla donde los internacionales dieron lo mejor de sí, alcanzando un gran nivel de combatividad, y que ya nunca en la guerra volvieron a estar a este nivel de implicación.

• El Jarama demostró que la República tenía ya un Ejército capaz de plantar cara a las tropas profesionales de África, poniéndoles en enormes dificultades, y así lo reconocieron en el alto mando franquista.

• Falló el elemento sorpresa, de hecho ninguno pudo sorprender a su enemigo, hasta tal punto que permitió a los republicanos acumular elementos propios en la defensa de sus posiciones, solo compensada por la mayor capacidad técnica de los nacionales.

• El Ejército Republicano demostró su gran capacidad de pegarse al terreno y defender las posiciones pero por otro lado sus carencias en ataque, principalmente motivado por la incapacidad y falta de conocimientos técnicos de mandos intermedios y subalternos. También determinados jefes republicanos entre los internacionales de alto rango demostraron sus carencias, lo que motivó el motín de los Lincoln.

• Participaron enormes cantidades de armas de «última generación»; artillería, con los poderosos cañones de 88mm de la Legión Cóndor; aviación, con la incorporación de los republicanos I-15 «chatos» e I-16 «moscas o ratas», Cr-32 italianos «Chirris»; tanques, con el uso del mejor carro del momento en todo el mundo, el T26B de torreta giratoria y cañón de 45 mm, que demostraron su enorme superioridad en el campo de batalla.
• El resultado de la batalla es considerado por amplios sectores como un empate técnico, sin vencedores ni vencidos, pero con un enorme desgaste humano en vidas.
• Algunos datos más aportados por José Manuel García Ramírez en su libro «La batalla del Jarama. Febrero 1937» nos habla de las bajas republicanas en detalle:
«..Líster tuvo un millar de bajas; la 17ª vio reducidos los cuatro batallones de que disponía el día 6 a uno el día 19; la 66ª sufrió más del 50% de bajas; la 70ª más de 1100 muertos en un solo asalto, los mismos que la 18ª en el ataque

a Ciempozuelos. Las bajas entre los internacionales fueron escalofriantes: el Andre Marty, de 1000 efectivos, 600 fueron bajas; el Garibaldi, 500 de 1000; el Dombrowsky, 600 de 1000; fueron dramáticos casos como el del British, que sufrió 500 bajas entre sus 600 hombres; o el Thaelmann, con 450 de 500, igual que el Comuna de París; o el Dimitroff, con 700 de 800, los mismos que el 6 de febrero. El Edgar André sufrió 300 de 500; el Lincoln 350 de 500. Tal vez la mejor parada fue la XIV Brigada Internacional, que en total sufrió solo 400 bajas».

• Por último, un apartado para el aspecto romántico de la batalla, que lo tuvo. Algún soldado, con dudas sobre su autor real (el escocés Alex McDade ó Charles Donnelly), escribieron una canción con música de la popular folclórica americana «Red River Valley» y letra basada en la experiencia de la batalla. Fue un himno de los americanos, y por ende, del resto de internacionales combatientes entre los olivares.

 

Bibliografía

  • «La Batalla de Madrid» Gregorio López Muñiz. Imp. F.G.Vicente. 1943
  • «La Batalla del Jarama«Jesús González de Miguel. Ed. La Esfera de los Libros». 2009
  • «La Batalla del Jarama. Febrero 1937» José Manuel García Ramírez. Ed. Almena.2007
  • «La Batalla del Jarama. Un recorrido histórico por los escenarios de la lucha«.Asociación TAJAR de Morata de Tajuña. Ed. Mº de la Presidencia
  • «La primera batalla moderna se libra en el Jarama. Febrero 1937» La guerra civil española MES a MES. Ed. Biblioteca de EL MUNDO.2005
  • «La lucha en torno a Madrid». José Manuel Martínez Bande. Monografías de la guerra de España-Nº2. Servicio Histórico Militar. Ed San Martín,1984

 

Señalo también el buen trabajo sobre la guerra civil en la zona, recogido en la web de la gente del Parque Lineal del Manzanares. Más de una vez he recurrido a sus páginas. Aquí está el enlace, altamente recomendable:

http://www.parquelineal.es/guerracivil/

 

 

 

Por Luis Martínez
25 de abril de 2015

 

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Mapa de la Batalla del Jarama. Las marcas no están geoposicionadas

4 comentarios en «La Batalla del Jarama. Parte IV. El final de la batalla»

  1. Modesto tenía la batalla en su mano. Si hubiera tenido los tanques, y cabeza en mi opinión, con un ejército a la espalda de un río y contenido, no hubiera hecho falta tanta carga republicana al Pingarrón, por ejemplo. Simplemente contener y bombardear sus baterías.

    La Marañosa, no hacía falta tomarla. Se podía haber batido con fuego de mortero o de artillería mientras se cuelan por la espalda del río los tanques y dos brigadas hacia los puentes. Dos más de cobertura en la espalda y otras dos de reserva para lanzar.

    Los tanques fueron lanzados frontalmente a la desesperada y ahí se colaron dos brigadas, una de ellas, la 24 brigada mixta de mi abuelo, para intentar llegar a los puentes y con tiro de batería encima. En el plano se puede ver.

    Si Modesto llega a bajar desde el norte con esa fuerza de tanques y de brigadas, los aplasta, una vez parada la acometida de los Barrón y compañía. Además, sólo hay que tomar un puente, el otro lo destruyes y si se quieren ir, les dejas el camino abierto a tus baterías.

    Creo que eran muy malos los mandos republicanos, especialmente el general Walter. Fue un Ebro pero a la inversa. Los franquistas tenían los cerros pero los republicanos no sacaron partida, ni a los tanques, ni a la aviación, ni a la geografía del terreno. Si el ejército adversario tiene las cimas, no las tomes. Las bates y los aviones las repasan, luego puedes avanzar y copar tranquilamente.

    Madrid, tenía que haber aportado más tropas al norte para entrar desde la Marañosa y Corbeteras hacia abajo. Es lo lógico. Se hubiera desatado el pánico cuando les hubieran cortado las líneas de suministro. Se hubieran retirado, dejando los cerros, o se quedan embolsados.

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    • Qué buen aporte, Francisco. Qué disfrute es leer todo esos detalles sobre tácticas militares. Y qué curioso saber que por allí anduvo tu abuelo. ¡Honor y respeto para todos los que sufrieron y lucharon en este guerra entre hermanos!

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  2. Vuelvo a insistir en mi opinión de que los mandos y oficiales del ejército Republicano eran malos, no sabían estar a la altura necesaria.
    Por ejemplo, en Madrid, deberían de haber dejado entrar a las columnas de Varela en Moncloa y Argüelles ya que los hubieran dejado entre edificios y calles y esquinas y sin capacidad de maniobra los legionarios. Un ejemplo es la lucha por el Clínico que se quedaron colapsados.

    En el Jarama, si metieron 4.000 disparos de artillería contra el Pingarrón y no lo tomaron. Los oficiales y suboficiales del ejército republicano no sabían disparar artillería. Además mandaban la infantería a la carga cuesta arriba y «a pelo», siendo batida fácilmente con ametralladoras y fuego de batería de la Marañosa.

    Batiendo con artillería, las «cumbres» con artillería y aviación de la Marañosa y el Pingarrón, los tanques de norte a sur en dirección del río, se hubieran dado un paseo hasta los puentes seguidos por la infantería. Esto hubiera hecho que se hubieran quedado copados los sublevados con tomar un puente y dejar el otro para que se vayan. Ya se sabe, al enemigo en la huida,» puente de plata».

    En toda la guerra los mandos republicanos apostaron por maniobras de choque y contención.

    «La colina del suicidio» fue otro ejemplo, luchando por tomar un cerro más bajo que el enemigo y batido por ametralladoras, sin palas, sin cobertura de ametralladoras ni artillería y sin medios para tener protección en el terreno en una zanja. Un 70% de bajas, es demasiado.
    Los sublevados sabían combatir y hacer la guerra y el ejército republicano carecía de esa experiencia y conocimientos en su gran mayoría llegando a bombardear sus propias tropas con fuego de artillería, por poner un ejemplo. Un ejército formado en gran parte por campesinos, obreros o jornaleros en su mayoría, como ya bien todos sabemos. Co todo ello, dieron todo lo que se les pidió.

    La 24 brigada, donde luchó mi abuelo tal como ya he comentado, tiene una gran historia. Se batió en Brunete, en El Jarama, en el Ebro, en Cataluña, y en la Segunda guerra mundial. Además, padeció los campos de exterminio nazis y la antipatía de la «democracia» francesa.

    El mejor ejército del mundo, el francés, duró un instante, solo 6 semanas a los ejércitos alemanes mientras que los de la 24 brigada y sus compañeros de las internacionales, aguantaron 3 años a un ejército profesional y preparado por Italia y Alemania o el ejército sublevado de África con 60.000 militares con experiencia profesional y que llegó hasta los 100.000 durante la guerra siendo la mitad marroquí.

    Al hilo del ejército de África, creo que otro error que cometió el ejército de la batalla de El Ebro fue que cuando los embistieron, fusilaron sí o sí a todo marroquí capturado. En mi opinión creo que los deberían haber puesto como infantería de choque.

    La historia de la bandera de la 24 brigada mixta terminó en Francia. Son cosas bonitas y de orgullo. En las conclusiones, se podría añadir o más bien ya era conocido, que el ejército de la República sabía matarse y morir en combate, con dignidad al menos, en su intento de luchar y revertir las ofensivas de los «profesionales o militares» golpistas.

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